miércoles, 25 de junio de 2008

Los fantasmas de Tsavo: Los devoradores de hombres de Tsavo




Una historia dramática y totalmente real


En 1898 se desarrollaba la construcción de una línea ferrea entre Kenia y Uganda. El Teniente Coronel John Henry Patterson (1865-1947 ingeniero Ingles) llego a la zona en marzo de este mismo año para la construcción de un puente ferroviario sobre el rio Tsavo

(Tsavo "lugar de matanza", en Kamba, lengua y tribu que poblaba esta zona, lo llamo así por las batallas allí realizadas.)

en Kenia. Al principio, todo marchaba según lo planeado sin ningún incidente de importancia, la vida de Patterson discurría tranquilamente. Combinaba su trabajo de ingeniero en la construcción del puente, con otras actividades, la caza, la fotografía. Esa fascinación del ingles colonial de finales del siglo XIX por las tribus y paisajes africanos, le ocupaban el resto de horas del día. Nada hacía imaginar que un verdadero infierno de terror y muerte se cernía sobre las cabezas de los trabajadores del ferrocarril. La leyenda de los devoradores de hombres de Tsavo, estaba apunto de comenzar.

Según cuenta en su libro John Henry Patterson (1907 The Man-Eaters of Tsavo).



Al poco tiempo de estar allí, aparecieron dos leones devoradores de hombres que crearon el caos en el ferrocarril y las proximidades de Tsavo. Nueve meses, en los que los animales reinaron sobre un mundo de sangre y de terror en Tsavo. Llegando incluso a parar las obras del puente durante tres semanas. Que solo terminaría tras su caza y muerte en diciembre de 1898.

Las victimas, trabajadores del ferrocarril, Indios y nativos de la zona, se calcularon en unas "135" personas, 28 trabajadores Indios y el resto nativos. Las cifras no son exactas, al no llevarse un censo de las victimas locales. Cuando fue descubierta la guarida de los leones, se encontraron en ella decenas de cráneos y centenares de huesos humanos. Lo que hace pensar que los ataques de estos leones, se prolongaban en el tiempo.

Los leones hasta su muerte en diciembre del 1898, no pararon de matar a personas. Durante los nueve meses de terror, no se detuvieron ante nada, burlando todas las trampas e intentos para parar sus ataques. Los trabajadores levantaron “Bomas” (vallas de espinas) alrededor del campamento. Esto no consiguió parar los ataques nocturnos de los dos leones Machos de Tsavo. Se hacían cada noche mas astutos y osados, no se detenían hasta conseguir matar y llevarse el cuerpo de alguna victima humana.

Los intentos por cazarles fueron inútiles, se les llego a confundir con espíritus de jefes de tribus Africanas, que castigaban al ferrocarril, por invadir sus tierras. Eran los fantasmas que atacaban de noche, no descansaban hasta cobrarse su tributo de sangre.

Es fácil imaginarse, el reino de terror y miedo que crearían en la zona, convirtiéndose en animales casi mitológicos, a los que nadie podía parar. Se cobraban cada noche el tributo de una vida humana, arrancándola de las tiendas del campamento.


La mañana del 9 de diciembre de 1898, Patterson fue despertado por los gritos de un Swahili. El hombre llego corriendo a su tienda, a través del boma, gritaba sin parar, simba, simba (león). Los leones, quizás confiados, cambiaron su forma de actuar y atacaron por la mañana.


Intentaron capturar a un hombre en la rivera del rio, al no conseguirlo, mataron a un burro y lo estaban devorándolo cerca del rio. Patterson cogió un rifle que le prestaron días antes y corrió al lugar donde se vieron a los leones. Estando muy cerca de ellos, uno de sus acompañantes, piso una rama seca e hizo que los leones se espantaran, escondiéndose en una zona de arbustos. Patterson estaba decidido, a que esta vez, los leones no escaparían. Monto un grupo de trabajadores que provisto de artefactos varios para hacer ruido, le ayudarían para sacar a los leones de su escondite. Patterson, se apostó en la salida natural de los matorrales y espero al león. Al poco de empezar el estruendo que provocaban los trabajadores, apareció un león delante de donde se encontraba Patterson.

No se lo podía creer. Después de tanto tiempo estaba delante de uno de esos diablos asesinos, apenas a unos 15 metros. El león confundido por los ruidos, no lo vio, el apunto a la cabeza del león con el rifle y apretó el gatillo pero no podía creer su mala suerte, al oír el clic del arma al fallar y no disparar.

El león se percato entonces de su presencia, Patterson sabia que estaba muerto, nada le impedía al león, atacarle con el rifle inutilizado. Pero milagrosamente, para la vida de Patterson, el león dio media vuelta y escapo de los ruidos.

Patterson no podía creer su suerte, la leyenda de que los leones eran sobrenaturales y no podían ser cazados, le asalto la mente, no eran leones eran demonios pensó.

(El arma fallo por tener el percutor desgastado).

Aun después de esta increíble decepción, decidió acechar a los leones cerca del cadáver del burro. Monto una especie de empalizada con 4 postes y una tabla y se subió en ella a esperar que los leones regresaran por su presa.

Estaba solo, en medio de la oscura e inmensa noche Africana. Repleta de silencios y sonidos. Sobrecogido por la situación, se empezó a preguntar, si estaba loco? esperando a los leones solo y subido en algo tan precario y rápidamente construido de apenas 2 metros de altura.

Pero unos sonidos hicieron que un escalofrió recorriera su cuerpo, recordándole que ya era tarde para cambiar de idea. Eran los sonidos que hacían los leones acercándose en la oscuridad. Estaban allí aunque no los podía ver, estaban allí, pero para su sorpresa, los leones se convirtieron de caza, en cazadores y empezaron a acecharle dando vueltas alrededor de su improvisado puesto de caza. Patterson, aterrado, solo! Era consciente que los leones estaban buscando la forma de atacarle. Sabia que esa construcción no aguantaría un ataque, apenas se mantenía en pie, estaba aterrado. Entonces, algo le golpeo en la cabeza, se quedo paralizado, era un león que le atacaba por la espalda? No podía creerlo, fue una lechuza, se quedo frió y paralizado, por el susto. Mientras se intentaba reponer, vio una figura blanquecina y fantasmal que se movía entre los matorrales, era uno de los leones.

Agazapado, se movía lentamente hacia él, esta era su oportunidad, no podía fallar era él o el león. Apunto con su escopeta hacia el león y disparo, el león salio corriendo entre rugidos y saltos y al poco escucho lamentos y gemidos en la profunda oscuridad y finalmente el silencio. Por fin respiro, uno de los leones, los diablos devora hombres, estaba muerto.

A la mañana siguiente encontraron el cuerpo del león, media 3 metros de la punta de la nariz a la punta del rabo y fueron necesarios 9 hombres para transportarlo.

3 semanas más tarde, Patterson, abatiría el último león de Tsavo.

Los leones de esa parte de África, son leones sin melena, posible adaptación a el calor. Desde siempre fueron conocidos por su increíble comportamiento, fuerza, corpulencia y ferocidad. Se creen que son uno de los descendientes directos de los leones cavernarios.





Las pieles de los leones y su calavera fueron vendidos al museo Chicago Field Museum en 1924. Aunque los que podemos ver allí representados, son mucho más pequeños, debido a que las pieles se encontraban en muy malas condiciones después de ser usadas como alfombras 25 años por Patterson.



Ghost y Darkness (Fantasma y Oscuridad, los nombres dados a los leones de Tsavo por los trabajadores de la Uganda Railway. “leones devora hombres de Tsavo”)

Fotos:
Museo, Chicago Fiel Museum
Patterson, Book The Man eaters of Tsavo




1 comentario:

Anónimo dijo...

Aprende a escribir inculto. Abre y cierra interrogación, infórmate de dónde ponerla, utiliza todas las tildes y no sólo las que saben los niños de primaria, utiliza las normas de cortesía y por supuesto no dupliques el complemento indirecto.

Este es un ejemplo de una buena historia destrozada por un mediocre con aires de grandeza. tranquilo, encontrarás trabajo en los informativos de Antena 3.

Un saludo.