Foto: Lea Suzuki / The ChronicleEl Plastiki (como mola el nombre) es un barco hecho con 12.000 botellas de plástico. El proyecto Plastiki comenzó a fraguarse hace casi cuatro años, inspirándose en el informe de la UNEP “Ecosistemas y Biodiversidad en Aguas Profundas y Alta Mar.”
David de Rothschild, un destacado ecologista y descendiente de una familia de banqueros, decidió crear la expedición para activar y educar al mundo en el tratamiento y reciclaje de residuos.
El plástico forma parte de nuestras vidas, miremos donde miremos esta presente, tan necesario y a la vez tan contaminante, debemos preocuparnos mas por su gestión y reciclaje o el plástico terminara por asfixiar a la tierra.
La expedición Plastiki pretende pasar por la “isla de la basura” descubierta en 1997 por el oceanógrafo Charles Moore, el gran vertedero de basura oceánico del tamaño de dos veces Francia. Todo ello proviene de la basura generada en los continentes que va a parar a ríos y costas, desde donde es empujada por los vientos y las corrientes hasta el remolino del Pacífico Norte. Esta zona se caracteriza por su sistema de alta presión con poco viento, por lo que una vez que las corrientes arrastran hasta allí los desperdicios no pueden escapar.
El sol termina por desintegrar el plástico en partículas microscópicas, un confetti de muerte toxica que afecta a los peces y su papel en la cadena alimenticia. Los peces pequeños confunden las partículas plásticas con alimento. Muchos mueren, pero otros sobreviven y cuando son ingeridos por animales más grandes entran a formar parte de la cadena alimenticia.
La isla de la basura es la prueba palpable del problema del plástico, no se ve, pero existe y antes o después tendremos que afrontarlo. Plastiki es solo una forma más de atraer la atención sobre el problema.
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