La vida de Campeny está ligada a la Escola de Belles Arts de Barcelona, donde adquirió la sólida formación que le permitió convertirse en un destacado escultor neoclásico y, más tarde, dedicarse a la enseñanza de la escultura en esta misma escuela. Los dieciocho años que pasó en Roma pensionado por la Junta de Comercio son decisivos en su carrera, y muy especialmente la relación que allí mantuvo con Antonio Canova, cuya obra influyó en su producción artística. Lucrecia, una de las esculturas de pensionado que Campeny realizó en Roma y posiblemente su obra más destacada, suscitó polémica al ser considerada copia de una escultura antigua, extremo desmentido por varios testimonios. En 1833 Campeny esculpió el ejemplar de mármol que se conserva en el edificio de la escuela de Llotja. El ejemplar de Bronce se encuentra el el Museo Nacional de Arte de Cataluña.
Campeny se inspira en la historia de Roma, concretamente en Lucrecia, símbolo de fidelidad, quien se clavó un puñal tras ser ultrajada. El artista la representa con rostro plácido y actitud relajada, sentada en una silla curul y vestida con un velo de transparencias marcadas, casi como un desnudo, con los pliegues dispuestos armónicamente. Como es habitual en el neoclasicismo, Campeny representa la muerte como un concepto abstracto, a través de una figura de gran serenidad, sin dramatismo, con la herida y el puñal como únicos testimonios de violencia, y remarcando el carácter heroico del personaje.
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