jueves, 7 de agosto de 2008
La batalla del corazon al poder de la razon, La belleza
Pródiga belleza, ¿por qué gastas
En ti mismo tu herencia de hermosura?
Natura no regala, sólo presta,
Y presta, generosa, a quien la imita.
Bello avaro, ¿por qué desaprovechas
Tu fortuna cuantiosa sin brindarla?
Pésimo usurero, ¿cómo usas
Una suma tan grande y nada obtienes?
Pues empeñado en comerciar contigo
Contigo te defraudas de ti mismo.
Cuando venza el plazo de Natura,
¿Qué dejarás a tu acreedora?
Si ahorras tu belleza, irá a la tumba;
Inviértela, y será tu albacea.
Shakespeare Sonetos
Aunque todos los hombres matan lo que aman,
Que lo oiga todo el mundo,
Unos lo hacen con una mirada amarga,
Otros con una palabra zalamera;
El cobarde con un beso,
¡El valiente con una espada!.
Unos matan su amor cuando son jóvenes,
Y otros cuando son viejos;
Unos lo ahogan con manos de lujuria,
Otros con manos de oro;
El más piadoso usa un cuchillo,
Pues así el muerto se enfría antes.
Unos aman muy poco, otros demasiado,
Algunos venden y otros compran;
Unos dan muerte con muchas lágrimas
Y otros sin un suspiro:
Pero aunque todos los hombres matan lo que aman,
No todos deben morir por ello.
Balada de la carcel de Reading
Oscar Wilde
Hablan mucho de la belleza de la certidumbre como si ignorasen la belleza sutil de la duda. Creer es muy monótono; la duda es apasionante.
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