Nada menos que a 20 millones de metros cúbicos de residuos de petróleo y aceites que se producen en Europa se les pierde la pista y el destino y se cree que casi todos son arrojados al mar en el curso de las singladuras de los barcos. El vertido de hidrocarburos desde buques a los mares y océanos de Europa, subraya la gravedad de los vertidos intencionados tras vaciar las sentinas y los tanques de petróleo que han contenido agua como lastre en el viaje de vacío, así como de los lubricantes de los motores, aprovechándose de la inoperancia de las autoridades, la falta de vigilancia y normativa, las horas nocturnas y la ausencia de instalaciones portuarias para gestionar esos residuos. La acción ilegal, mucho más barata que la del tratamiento en tierra, significa que entre 660.000 y 2,5 millones de toneladas terminan en las aguas marinas que circundan nuestro continente. El mar Mediterráneo es el peor parado, donde se cuantifica en 490.000 las toneladas que se vierten intencionadamente.
Una mancha de fuel de más de tres kilómetros de largo y “origen desconocido” fue detectada el día 4 a unos dos kilómetros en paralelo al faro del puerto de Valencia y tras haberse segregado en pequeños grupos amenazaba con llegar a la playa de La Malvarrosa y el puerto de la Copa del América. Varias embarcaciones, barreras técnicas y una avioneta con infrarrojos participaron en las primeras labores de control y limpieza del vertido. La mancha se fragmentó en tres o cuatro grupos dispersos de entre seis y siete metros de diámetro, ante lo cual fue preciso un cambio de estrategia y varias pequeñas embarcaciones fueron las encargadas de recoger los residuos de forma "artesanal". El cambio de estrategia, decidido a las 18.45 horas de día 4, fue motivado por la ineficacia de las primeras barreras marítimas instaladas para detener las manchas de fuel que se dirigían hacia la playa. El suceso, que obligó a activar los planes nacional y territorial de contingencias, se consideró como una situación "grave pero no alarmante". Como podemos ver en la postal que Polvete nos ha enviado, él ha estado colaborando en esas tareas de limpieza, terriblemente sensibilizado con la situación ya que con anterioridad había sufrido en sus propias carnes el desastre del Prestige, en su tierra natal.
Rafael Alós, coordinador del equipo de limpieza que ayer trabajaba en la playa de La Patacona, comentaba pasadas las 13.00 que en esa zona no se superaron los cien gramos de chapapote recogido en la mañana de ayer. Donde más galletas de pasta de combustible se recogieron fue en La Malva-rosa. Prueba de la inocua contaminación del vertido -que alcanzó ayer levemente a la playa de Pinedo- es que los primeros análisis sobre las condiciones del agua, según la concejal delegada de Playas, Lourdes Bernal, "daban como resultado una calidad óptima".La emergencia quedó controlada el primer día. Efectivos en mar y en tierra se dispusieron para minimizar el impacto de lo que ha terminado siendo un vertido de fuel de al menos 4.000 kilos que solo de forma testimonial ha afectado a las playas. Pero el origen continúa siendo una incógnita. Cuatro grandes buques de los 18 que transitaron en una zona próxima a la localización del vertido en las 48 horas previas al mismo han sido ya inspeccionados. El resultado de esa investigación ha sido infructuoso. Capitanía Marítima, que abrió el mismo miércoles un expediente administrativo sancionador, ha orquestado ya todas las diligencias para que el resto de naves sospechosas sean inspeccionadas con la mayor brevedad. Ante la posibilidad de que el origen pudiera ser otro, ha requerido otras informaciones. Entre ellas, conocer al detalle los rastreos efectuados por los satélites Radarsat y Envisat, que cada dos días peinan el mediterráneo; y un mapa de las emisiones subterráneas. La mancha, el día que fue avistada, a poco más de una milla de la costa, medía dos millas de largo y 50 metros de ancho, por lo que parece difícil que pasara desapercibida de haber estado visible el tiempo que se supone que lo ha estado. Las características del vertido hacen pensar que, como mínimo, se realizó dos o tres días antes de ser detectado, aunque no necesariamente por un buque ni en un espacio abierto. Aunque no se descarta ninguna hipótesis, la investigación para determinar las causas y el responsable del vertido, no descarta que pueda proceder de dos buques, uno que hubiera pasado por el lugar de los hechos, y otro de origen desconocido, que habría derramado el fuel en alta mar y la corriente lo habría arrastrado hasta la costa valenciana. Sobre el responsable del vertido podría recaer una multa de hasta tres millones de euros por responsabilidad civil, mientras que si se determinase que el acto fue intencionado, se podría incluso aludir a un delito penal, imputable al supuesto autor.
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